21 septiembre, 2007

Esa cosa loca llamada "porrismo"

Por Stella Maris Closas


Si nos interrogamos acerca de las nociones previas en torno al porrismo, veremos que el sentido común aporta una serie de indicios: en primer lugar, el porrismo no constituye una escuela ni un movimiento. Su esencia emana de la realidad circundante, es un dato empírico de la especie. Sin embargo, el porrismo es una forma de percibir la realidad, aunque también la manipulación de ésta para fines estéticos, dentro de los propósitos del texto porrista. Estos sentidos, si bien parecen contradictorios, son complementarios, ya que en muchos casos es necesaria al menos la combinación de dos de estos factores para considerar algo bajo la rúbrica “porrista”.

Para delimitar el análisis, propongo que, con fines metodológicos, separemos dos sentidos del término:

  1. En un sentido restringido, el porrismo tiene su punto de partida en una serie de films de los Estados Unidos, cuyo apogeo es alcanzado durante los años 80, pero que tiene fuertes antecedentes en los 70. El porrismo surge, en principio, por una cuestión de contenido: los personajes son chicas porristas de un equipo de fútbol americano con sus respectivos amigos, los jugadores, quienes aspiran a ganar una beca para asistir a la universidad, aunque algunos practican sólo por alcanzar popularidad. En el wing opuesto, el grupo de ciencias o simplemente “los nerds”, que son marginados permanentemente por los primeros, hasta que una chica porrista- llámese Cindy, Stacy o nombre afín- despechada por un jugador, comienza a salir con uno de los nerds y termina enamorándose perdidamente de él. O bien, un jugador les hace una apuesta a sus amigotes y sale con lo más feo que encuentra: la chica más inteligente de la escuela que lo conmueve y lo vuelve inteligente también a él. Estas uniones, que pueden darse simultáneamente, convergen en el baile de graduación, que consiste en una noche “carnavalizada” en la cual se invierten las jerarquías, se unen lo alto y lo bajo, y cuya apoteosis consiste en la elección de la reina y el rey. Resta investigar las variantes de este esquema que esbozo sólo para distinguir del sentido amplio.

  2. Sentido amplio: el porrismo ha sobrevivido a las películas de porristas y es una actitud de todo el cine de los 90, incluso de la actualidad. Prevalece con tintes más románticos, tal vez menos estereotipados y obvios pero con una fuerte impronta de final feliz bajo la moraleja “todo es posible”. La marca fundamental, aunque no ha sido lo suficientemente apreciada, aparece en un tema musical en medio del film en el cual se produce la metamorfosis del personaje: si es gordo/a, adelgaza; si es despelotado, se ordena; si no trabaja, se vuelve gerente, etc. Etc. Las primeras escenas son una muestra fehaciente de cómo será el final, y la clave: la mirada enamorada de ambos que se cruzan en la calle, se topan, se conocen, se odian y se vuelven a amar, tras haber seguido al partenaire con un taxi (“siga a ese auto”) al aeropuerto porque siempre alguno de los dos se va y el otro, como metió la pata o se dio cuenta tarde de las cosas, lo/a tiene que salir a correr. Una línea que sería interesante estudiar, es la de la inclusión de la familia de los tórtolos como elemento bizarro y grotesco, que se ha asentado como cliché de la comicidad que la película no tiene.

18 septiembre, 2007

El porrismo

Queridos lectores:

En los próximos días publicaremos una serie de tres textos de la autoría de tres de nuestros miembros, en los cuales el tema a desarrollar sera "el porrismo", cubriendo aspectos desde "¿qué es el porrismo?" hasta "¿dónde puedo encontrar ejemplos de porrismo?".

La idea inicial fue que cada uno de los redactores contara su propia experiencia con el porrismo, sin compartir criterios ni intercambiar opiniones con los otros, para obtener así tres enfoques más personalizados y reveladores sobre este neologismo mocrubiano acuñado, como siempre, en los laboratorios del M.I.T. (Mocruba Institute of Terminology).

El primero de los textos será el de Stella Maris Closas, titulado: "Esa cosa loca llamada porrismo" a ser publicado esta misma semana.

16 julio, 2007

La secta de la libélula

Por Stella Maris Closas*


La existencia de la secta de la libélula me fue revelada allá por mil novecientos ochenta y tantos en un taxi que me llevaba diariamente a las instalaciones de canal nueve libertad. De ese día no recuerdo más que viajaba con las hermanas Serantes- por ese entonces, nu y eve- íntimas amigas con quienes intercambio actualmente correspondencia y algún que otro archivo de flower point.
Resultó que a las manos de eve había llegado la información- a las manos, porque era un volante de origen indescifrable- de que un grupo de personas interesadas en los estudios del lenguaje se reunía quincenalmente los sábados por la mañana, facturas mediante, a dialogar sobre gramática generativa, o para algunos miembros del grupo, sobre gramática transformacional, justamente aquellos que no lograban acceder a las evoluciones y circunvoluciones de la argumentación del mentor. Como fuere, las reuniones no eran más que una pantalla, información que al parecer era box populi en la farándula pero de la que yo recién me desasnaba
El taxista, sobre todo, fue quien pudo aportar un dato crucial: él había transportado a una de las integrantes y afirma haber percibido por el espejito la insignia: una cadenita con el símbolo de una libélula de nácar, probablemente importada de Rosario. Más datos al respecto no teníamos, pero había sido suficiente para captar mi más absoluto interés. Todavía no había conocido a Arturo y mi vida carecía del frenesí necesario, sobre todo los sábados por la noche. De modo que esta es la razón por la cual accedí a dedicar todos los momentos de ocio a desentrañar este enmarañado misterio.
Pero vayamos por parte. La pregunta número uno era conocer cuál era la motivación y los objetivos de esta secta. Al principio, creíamos que eran mujeres que habían sido rechazadas de la masonería, pero esta debía ser una organización que no perseguía la tradición, que era de carácter lábil, claro está, como la libélula. Por otra parte, supusimos que, como alguna que otra secta religiosa, se dedicaba a sacrificar animales para consagrarlos a un dios, o tal vez al conocimiento mismo, dado que la pantalla era sostenida con cierto argumento. Sin embargo era una hipótesis infundada, como tantas otras. La tercera pregunta era dónde se reunían, así habríamos podido espiarlas, sin embargo, cambiaban la sede constantemente para despistar, suponemos.
Pasamos meses sin lograr un solo dato. Las reuniones con las hermanas Serantes no dieron grandes frutos: me comían la tarta de verduras y se iban, sin haber aportado nada. Fue entonces cuando se me ocurrió llamar a Daniel Tinayre- que en paz descanse- y le comenté el asunto. Él estuvo dispuesto a ayudar de inmediato, y me propuso recorrer joyerías- dado que Mirta tenía muchos contactos al respecto- para dar con el fabricante de libélulas.
Al cabo de una recorrida, llegamos a Rosario- ¿el taxista sabía más de lo que decía saber?-y en Zeballos y España dimos con él. Nos explicó que una señora delgada, muy elegante, había llegado con un auto importado y le había encargado media docena del modelo que ella tenía colgado. Prometió pagar por adelantado, y se retiró. La semana siguiente, regresó en busca del pedido, y cuando el vendedor preguntó el motivo de las réplicas, ella respondió con una evasiva y se fugó rápidamente en el auto. Pero no se trataba simplemente de una señora elegante, sino de una clienta de años, que este hombre no dudó en desprestigiar y delatar por cobardía o quizás por cierto despecho acumulado.
Allí obtuvimos la identidad de la vice presidenta, cuyo nombre no mencionaré por discreción. Por el momento, llamémosle S. De ahí en más, la perseguimos a toda hora: fuimos al shopping y a los restaurantes carísimos a los que asistía, persecución que nos hubiera costado una fortuna de no haber sido que Daniel invitaba. Hasta que el sábado siguiente por la mañana, logramos llegar hasta una estancia en las inmediaciones de la ciudad. Allí la esperaba el resto, formando un círculo en el césped. Cuando S. llegó, se congregaron a su alrededor y cada una de ellas recibió la coronación: la sabiduría de todos los tiempos, el conocimiento absoluto, la Idea platónica, la libélula de oro blanco.
Eso presumimos, dado que curiosamente, empezaron a ser extraordinariamente exitosas en sus carreras. Sacaban a razón de treinta publicaciones anuales, muchas de las cuales terminaban siendo candidatas a premios de alcurnia internacional. En una palabra, toda intervención pública era sublime.
Entonces hice lo posible por pertenecer. Nu y eve no aspiraban ni al Martín Fierro, así que desistieron. Yo dejé la actuación unos años- ahora saben por qué, mis televidentes- dado que ellas me aceptaron rápidamente. Pensé que iban a engañarme dándome clases de internalismo, sin embargo, sólo se reunían a catar vinos, comprar libros que nunca leían y a alabarse mutuamente.
Nunca recibí la libélula. Nunca entendí cómo lo hacían.
De modo que regresé a Buenos Aires. Pienso que el éxito de Grande Pá y Dibu se debe a ese mínimo contacto con ellas, allá por los ochenta. Nunca más las volví a ver, quizás fallecieron, quizás trabajen en la ONU, quizás sigan investigando… quién sabe.


* ¡Texto debut de Stellita!

15 abril, 2007

El tío Cacho y la tía Mary

Por Cristina Alberó


A mi tío Cacho y a mi tía Mary

Todos acreditamos algún tío Cacho y alguna tía Mary en la familia. Hoy te invito a que, después de leer las historias de mi tío Cacho y mi tía Mary, me cuentes la de los tuyos. Si tenés una data breve pero posta, la queremos conocer. No importa cuán breve sea tu relato, yo quise ser sintética pero se me fue de las manos. ¡Queremos conocer a los tíos Cacho y Mary del mundo!

En mi familia, el tío Cacho y la tía Mary no tienen ningún parentesco entre sí. En realidad no sé si se conocen. En realidad no sé si me conocen a mí. Yo sí los recuerdo.
Lo fabuloso es que el tío Cacho y la tía Mary protagonizaron, cada uno por su parte, una historia, al menos, novelesca.
Primero las damas. La tía Mary esconde una vida de frustraciones amorosas que la llevaron a desarraigarse de su tierra. Corrían los años setenta. Ella, bordeando los cuarenta, comenzó una relación con un chico de unos veinte. Es decir, la tía Mary le llevaba casi veinte años a este muchacho. Este chico, según me cuenta mi mamá, era bastante churro. Lo raro de la relación no es la diferencia de edad -porque todos creemos en la fuerza del amor- sino que la tía Mary, de acuerdo a las fotos de su juventud, no era muy agraciada y sí tenía (y tiene) unos quince kilos demás.
Una parte de la historia se me aparece difusa porque existe un hueco que nunca quedó claro, y es lo referido al nivel de clandestinidad de la relación. Por lo que yo puedo apreciar, la pareja no blanqueó del todo ante la sociedad. Es decir, si había una cena de parejas me parece que la tía Mary no iba.
Pero ahora pasemos a ver cómo surgió este amor. Hete aquí que Don Made, el papá de la tía, era dueño de una tienda muy bien posicionada. ¿Qué pasó? Don Made partió de este mundo con rumbo quién sabe a dónde. Al tiempo de la desaparición física de Don Made, entra como ayudante de la tienda quien se convierte en el “amigo” de la tía Mary. Poco a poco, el muchacho penetra cada vez más en los negocios de la familia y quiere agregar nuevos productos. Los productos venían de Mar del Plata y de Buenos Aires y la tía Mary viajaba con el nuevo ayudante. Y entre viaje y viaje se fue gestando este extraño amor. Pero la tienda iba en descenso y la familia, de un pasar holgado, que tenía televisor en 1950, se vio en problemas. Tiempo después, la tienda quebró.
Eso no fue lo peor, porque el escándalo económico venía de la mano del fracaso amoroso. El muchacho desapareció. La tía Mary lloró y lloró, no dijo adiós ni dio explicaciones a sus vecinos, sólo a sus íntimos, y se fue a Mar del Plata para nunca más volver.
Yo tengo que aclarar que la verdad es que la tía Mary no es mi tía por lazos de sangre sino que es amiga de mis tías. Lo que pasa es que la tía Mary no tiene sobrinos y la amistad con mis tías es una hermandad, razón por la cual toda mi familia no la menciona de otro modo que no sea “la tía Mary”.
Continuemos con los caballeros. La historia del tío Cacho es una historia de hombre de camiseta musculosa debajo de la camisa blanca finita. Hombre dueño de un boliche. Boliche de jugar a las cartas a la tarde. En fin, hombre de detrás de la barra y alguna copa de más con los amigos.
No piensen que este tío Cacho tampoco es mi tío por lazos sanguíneos. Es el hermano de mi abuela Marga, del tío Tuto, del tío Felipito, etc.
El tío Cacho tuvo, y tiene, una vida de excesos. Lo cual le generó serios problemas de salud. El tío Cacho no se cuida y toda la familia sufre las consecuencias.
A diferencia de la tía Mary, él sí se casó en buena ley y tuvo muchos hijos. No es un reflejo de la tragedia económico-amorosa de la tía Mary. Su vida es símbolo de un tipo que no renegó mucho pero es de éstos que de tanto en tanto uno recibe noticias sobre su internación y/u operación.
Bueno, éstos fueron mis tíos, ahora ansiamos que nos envíes tu breve historia con datos recopilados entre los fideos del domingo.

31 marzo, 2007

El sufijo – eta / eti en el cronolecto juvenil

Por Cristina Alberó


I.
En la actualidad, los jóvenes suelen tomar / crear / resignificar ciertas partículas de la lengua española. Dentro del torbellino empírico, me centraré en el sufijo “– eta / eti”.
Como dato emblemático tomaré las piezas léxicas “porroneta” y “limeti”; respectivamente, nombre y adjetivo derivados de otros elementos de su misma naturaleza categorial (“porrón” y “limado”) mediante la adjunción del sufijo en cuestión.
La franja etaria que sigue estos nuevos modos de habla suele encontrarse entre los 22 y 26 años aproximadamente; sin lograr precisar la fuente u origen del sufijo, sólo puedo considerar que existen sectores de la población con una intencionalidad musicalizadora [+música] para con el lenguaje cotidiano.
Cabe aclarar que las variantes no indican una referencia a una posible marca de género ya que
“- eta / eti” se emplean de modo aleatorio, como puede registrarse en los siguientes ejemplos tomados de una noche cualquiera:

(i.) Juan está limeti
(ii.) María está limeti

En los caminos de la noche, y del día, los oídos ávidos suelen escuchar aquello que podría sonar como una latiguillo de las gargantas profundas al pedir una bebida refrescante, pero aquí lo entiendo como una invocación innovadora:

(iii.) Maestro/flaco-a, una porroneta!

Asimismo, esta invocación puede contextualizarse:

(iv.) Hablante = limeti (con ímpetu): “una porroneta!”
Oyente = chico/a de la barra (por lo bajo): “uhhhh, éste está limeti...”

Este fragmento de la oralidad nos informa acerca del funcionamiento del denominado Principio del Espejo (PE), según el cual la categoría inferior adopta los rasgos de la categoría superior, es decir, “-eti” inferior refleja “-eta” superior.

II.
En un acercamiento social al fenómeno me gustaría reflexionar, por un lado, sobre el perfil del hablante modelo que utiliza “-eta / eti”; y por otro, sobre aquellos que no lo incluyen en su lexicón.
Comenzaré con el segundo aspecto. En mis acercamientos a la cultura púbero-adolescente me ha sido negada la detección, no sólo de “-eta / eti”, sino de todo afijo enriquecedor. Estos sectores púbero-adolescentes se inclinan, en primer lugar, por la reproducción de recurrencias del discurso televisivo; y, en segundo lugar, por la metáfora, personificación y / o hipérbole.
Como ejemplos de la primer actitud, en el presente año se han destado:
a)“cric, cric…” (emisión símil grillo empleada al producirse un silencio total ante alguna apelación o simplemente al lograrse un silencio porque sí)
b)“fea la actitud, fea la actitud...” (aquí la expresión es con melodía simple y se realiza ante lo que un púbero-adolescente considera una injusticia)
c)“ ja... ja...” (interjección aguda equivalente a la carcajada débil de Nelson –personaje secundario de la serie televisiva Los Simpsons - que se utiliza sin razón alguna en cualquier contexto)
d)“chan” (se pronuncia con intensidad cuando el púbero-adolescente escucha una aseveración explosiva que oscila entre lo inverosímil y negativo para su persona)

Dentro de las libres combinaciones de la segunda opción, sólo ilustraré con un dato tomado al azar:
“...ah...me salió un grano criminal...” (apuntando a la acción del acné impiadoso)
Si bien el hablante modelo abusador de sufijos sabe apoderarse de estas opciones púbero-adolescentes, se destaca por llegar a situaciones extremas en las que se logra una proliferación de afijos que exceden “-eta / eti” acudiendo a:

a)“en / em + base + -ado / ada” (empedado/a, endrogado/a)
b)“-ino / ina” (naranjina)
c)“-oso / osa” (ochentoso, ?noventoso)
d)“- illo / illa” (rapidillo, poquillo, asustadillo)

El perfil del hablante modelo es -simplemente- amplio, ya que un solo hablante que disponga de esta habilidad para musicalizar puede introducirla y realizar un efecto ola al ingresar a un grupo cualquiera .
Para cerrar este apartado otros ejemplos de elementos sufijados con nuestro “- eta /eti” que pueden anotarse son, entre otros, “ocupeti”, “amigueta”, “loqueti”, “apureti”, etc.
Esperando que esta breve guía sea de su utilidad, sin otro particular, los saludo atentamente.

13 marzo, 2007

¡Suscríbase YA!

Queridos ilustres desconocidos:

Pasado largo tiempo desde el inicio de este proyecto, henos aquí, convocándolos a la experiencia de deformance. No somos vanguardistas: tenemos manifiesto -bastante pobre, es cierto- pero nadie quiere superproducciones, y es por eso que pensamos en vosotros. Usted: ser incrédulo, perecedero, insulso, inútil. Usted que está sentado en la güev porque le encanta perder el tiempo, porque cree que frente a un teclado contribuye a la literatura nacional. Este es su espacio, su soplo de glamour, su auto-di-famación. La ocasión de hacer el ridículo y de volver de él.
Le ofrecemos la oportunidad de suscribirse gratuitamente al abandono, escríbanos con total frenesí, tenga el tupé de ser usted mismo, porque como nuestro maestro-gurú dixit: "Los sueños, sueños son... pero aquí... ¡¡se hacen realidad!!"

18 febrero, 2007

Introducción al Mecaguismo®

Por Raúl Taibo


Una mejor manera de definirnos

Porque en Mocruba siempre pensamos en cómo mejorar el estilo de vida de todos los seres, hemos decidido traer al mundo una nueva denominación que englobe todo el constructo de actitudes y conductas características del pueblo rosarino, aunque también extensibles a la Argentina toda.
Somos una sociedad profundamente mecaguista. Mecaguismo® es un neologismo acuñado en el M.I.T (Mocruba Institute of Terminology), derivado del famoso y célebre “Me cago en X”, donde X = “cualquier persona o grupo social vulnerable a ser cagado”. Gracias a la aplicación de una simple propiedad transitiva y de una pequeña simplificación, la ecuación que define a nuestra sociedad es la siguiente: “Me cago en todo el mundo”.

Algunos ejemplos de Mecaguismo®

Situación 1: Hay un grupo de personas en una parada de colectivos, aguardando un coche que tarda más de lo deseado. Llega un individuo, justo en el momento en el que el tan esperado vehículo aparece en el horizonte. Es cuando el colectivo está a punto de detenerse ante la parada, que el mecaguista entra en acción: “Me cago en la gente que esperó haciendo cola. Yo lo paro en el medio de la calle y me subo primero”, piensa, y luego lo hace.

Situación 2: Esquina céntrica con/sin semáforo. Los peatones se disponen a cruzar, cuando una horda de vehículos invaden ferozmente la senda peatonal, uniendo sus voces en un solo grito mecaguista: “Nos cagamos en el paso del peatón. Dentro de nuestras carrocerías de acero, nuestros derechos valen más que los vuestros, pálidas bolsas de huesos”, y luego pisan el acelerador.

Situación 3: El Mecaguismo® no se aplica sólo a los seres humanos. Veamos: Subimos al colectivo. Introducimos la tarjeta en la máquina correspondiente. Dicha máquina procesa la siguiente información: “Me cago en si tu tarjeta es nueva, no te la leo nada” y la escupe acompañada de un alegre y penetrante “pí pí pí pí...” reiterado ad infinitum. Ya que la tarjeta no sirve, decidimos pagar con monedas para evitar la cara de pocos amigos del chofer y del resto de la gente que espera su turno para abordar. Introducimos algunas monedas en la ranura y esperamos el vuelto. Lo que no sabemos es que la máquina de monedas procesa la siguiente información: “Me cago en tu vuelto, te cobro el boleto más caro del país porque tengo ganas”. Eso sí, nos entrega un lindo ticket totalmente en blanco que no sirve ni como papel higiénico, mucho menos como comprobante.

Situación 4: Alguien revisa un placard con libros viejos. Entre ellos descubre uno que le resulta menos familiar que el resto. Abre la tapa y ve escrita en la primera página el nombre de otra persona, evidentemente su dueño original. A continuación recuerda: “Cierto, este se lo pedí a Tito hace como tres años”. Inmediatamente a este primer pensamiento, acude el Mecaguismo® al rescate: “Me cago en Tito, si lo quiere de vuelta, que se acuerde a quién le presta los libros el salame”

Últimas consideraciones

Cabe destacar que nuestra propuesta de la inclusión del Mecaguismo® en el lenguaje y de su reconocimiento como bandera de la argentinidad, es sin duda una solución mucho más efectiva que intentar cambiar la mentalidad de generaciones de mecaguistas, hijos de mecaguistas, a su vez hijos de otros viejos mecaguistas.

Conclusión

Finalizando este informe, para ser totalmente coherente con la premisa anteriormente expuesta (es decir: “Somos una sociedad profundamente mecaguista”), debo dar cierre a esta breve Introducción al Mecaguismo® de una manera mecaguista. Esto es: “Me cago en los lectores, que ni deben haber llegado hasta acá. Si quieren una conclusión que se la vayan a pedir a Magoya, o en su defecto, a Gardel”.

Participación de los lectores

Aquellos lectores que deseen contribuir a la causa con sus experiencias mecaguistas, pueden hacerlo dejando sus comentarios en ese link que está acá abajo que dice "Comentarios" y que por lo general tiene un cero al lado.

01 febrero, 2007

Dos personas como cualquier otra

Por Raúl Taibo


Un día como cualquier otro (de esos que empiezan a las tres de la tarde luego de una noche en el boliche), la chica Fiorucci (Fiorella) y el chico A+ tuvieron una interesante conversación por mensajes de celular. Se habían conocido la noche anterior en un bar de moda e inmediatamente hubo feeling.

A+ envió el primer mensaje, como lo indica la tradición: “hola fiorella, soy Yo”
Y Fiorella le contestó: “hola a+ todo bien”
A+ dijo: “ahora que hablo con vos todo esta bien”
Fiorella dijo: “hay sos re romantico”
A+: “si la verdad que si, pero por sobre todo soy groso, y modesto”
Fiorella: “totalmente, sos como yo, yo también soy re modesta, y sencilla”
A+: “se te nota, porque sos una mujer hermosa”
Fiorella: “que dulce”
A+: “no ninguno, no como dulces por el azucar viste”
Fiorella: “no, digo que sos un dulce”
A+: “aaa, jaja. sos re ocurrente”
Fiorella: “puede ser, la gente siempre me dice que tengo personalidad”
A+: “si, a mí tambien. el otro dia pasaron unos pibes en auto y me gritaron: compraste una vida! y yo les tonteste que si”
Fiorella: “claro”
A+: “claro lo decian porque vieron que no soy como los demás. por mas que dos personas usen el mismo aparato en el gimnasio tienen una musculatura distinta, entendes”
Fiorella: “totalmente, que interesante todo lo que me decis”
A+: “a mi me gusta mucho hablar con la gente entonces no me queda otra que tener cosas interesantes para contar”
Fiorella: “totalmente”
A+: “vos también sos una mina re interesante”
Fiorella: “te parece. me puse colorada”
A+: “me encanta cuando se ponen coloradas”
Fiorella: “basta tontis”
A+: “es la verdad, sobre todo cuando una nena preciosa como vos se pone colorada”
Fiorella: “no estoy acostumbrada a que me piropeen, sos divino”
A+: “que te parece si esta noche salimos ha comer algo y despues vamos ha tomar algo”
Fiorella: “dale, genial, adonde vamos”
A+: “ha donde queres ir”
Fiorella: “no se, adonde decis de ir vos”
A+: “no se ha donde vos quieras”
Fiorella: “mmm no se, vos que tenes ganas de hacer”
A+: “y podriamos ir ha comer algo y despues ir ha tomar algo”
Fiorella: “totalmente, me encanta”
A+: “genial, quedamos hasi”
Fiorella: “dale dale, beshito”
A+: “un beso preciosa”

(Una hora después...)

A+: “che fio, al final como quedamos”
Fiorella: “no se nene, vos me dijiste de salir, como queres hacer”
A+: “no se, yo quiero acer como a vos mas te guste”
Fiorella: “ya se pero es que no se a donde ir”
A+: “dale, que te cuesta, elegi un lugar y listo”
Fiorella: “que se yo”
A+: “que tonito”
Fiorella: “que tonito que nene”
A+: “nene sera tu vieja”
Fiorella: “hay tarado que te pasa”
A+: “pasa que sos una histerica”
Fiorella: “yo soy la histerica. para que me invitas si no sabes adonde me invitas boludo”
A+: “aaa ahora te haces la desinteresada, bien que anoche se te descontrolaban las manitos”
Fiorella: “que loser que sos mi amor”
A+: “ves, me seguis diciendo mi amor, yo te entiendo, lo nuestro no tiene porque terminar asi”
Fiorella: “andate a la mierda”
A+: “me gusta cuando se ponen agresivas”
Fiorella: “matate”
A+: “dale que me encanta, decime algo sucio”
Fiorella: “me dan ganas de atarte y cagarte a palos, y de morderte todo, y rajuñarte”
A+: “mamita, cambio de planes. estas en tu casa?”
Fiorella: “si por”
A+: “pegate un bañito, en quince minutos estoy alla”
Fiorella: “te espero”

(cincuenta y cinco minutos después...)

A+: “che cual era tu direccion?”

A+: “che cual era tu direccion?”

A+: “hey me parece que no te llegan mis mensajes. cual era tu dir?”

A+: “celulares de mierda, cual era tu dir?”

A+: “me cago en Telestar, pasame tu dir”

A+: “Fio...”

FIN

14 enero, 2007

Pasame el liki

Por Cristina Alberó


Controlando su celular a las 7.30 a.m., calzando unas Adidas o John Foos, luciendo un costoso collar de perlas de plástico. Dentro de un jogging que simula grandiosamente ser una calza, cullote de color jamás sobrio, salvavidas naciente. Remera sobre remera sobre remera. Piercing fosforescente en la ceja, al costado o debajo de la boca. Y como si esto fuera poco, para horror de Teté Coustarot, se suma a este concierto de estilo el toque de glamour adolescente a través de una mochila Hello Kitty fondo negra, tiras de peluche fucsia, en el mejor de los casos sin esa seguidilla de cuadrados fórmula uno que techan a Kitty.

Así vestida, la adolescente que ustedes pensarán “...uhmm... qué desprolija...”, no lo es. Para sorpresa hay un útil escolar que, cual borratinta o papel glasé, es de uso preferencial para mantener las hojas en perfecto estado o para decorar eso que dicen es un archivo de las materias en curso. Se trata del liki. Sí, ante cualquier sospecha de trazo inadecuado, se escucha un irreflexivo “...pasáme el liki...”. Frase polémica que desata un arco iris de afrentas a quien se niegue a prestar un liki o a demorarse en su utilización. Porque el liki es imprescindible, nada puede ser escrito si antes un error no ha sido borrado con el dios liki.

Y esto no es todo, mientras que años atrás un liki podía llegar a bosquejar una tímida manchita de Jugate Conmigo o un Emanuel Ortega te amo, por estos días la cosa se pone más blanca aún. Y es que acá no termina la pulsión artística de la adolescente actual. Sea por inercia, por transmisión de rasgos o por fuerzas ocultas, la era del diseño con liki se traslada al colectivo, al señalizador de la parada del colectivo, a cualquier pared que contraste con ese blanco odioso. Y entonces toda la ciudad, sea su deseo o no, se lleva un pedazo de la vida de estas criaturas. Porque quién no se ha tentado de leer esas series de versos libres estampados en las espaldas de los asientos del colectivo. Si algo hay que destacar de esta poesía callejera -escatológica o subida de tono para la abuela que la lee camino al banco cuando va en busca de su jubilación- es el deseo de amistad y de conocer gente linda que posee el adolescente: ¡cuántas direcciones de correos electrónicos, ahora reemplazadas por sus números celulares, están plasmadas por aquí y por allá!

Junto con este divertido y costoso elemento que de las oficinas aterrizó en la escuela media, merecen mención otra clase de simpáticos marcadores mal llamados resaltadores. Esta novedad se ha instalado en las aulas dejando de ser patrimonio exclusivo del apunte universitario. Este resaltador se define como una fibra de trazo grueso en colores fosforescentes. La adolescente no lo utiliza en ningún momento para resaltar sino para delinear las más monstruosas y gomosas creaciones que sirven como declaración de afecto a una amiga, novio o amor imposible mientras usted, docente luchador, se empeña en hablar de ayllus y curacas, o de Estonia, Letonia y Lituania.

Pese a todo, piense usted en lo positivo y no sea represor de tendencias posmovanguardistas lanzando una queja o un chas chas a estos artistas.

05 enero, 2007

Llamado a la solidaridad

Por Stella Maris Closas y Por Raúl Taibo


El M.I.T, o Mocruba Institute of Terminology invita a los lectores a participar, en calidad de hablantes nativos del español, en la conformación del corpus Adjetivos de rasgo [+aprobación]. Dicho corpus apunta específicamente a aquella serie de adjetivos actualmente en desuso o en vías de extinción que tienden a calificar a determinado evento u objeto positivamente. Hasta el momento componen la lista los siguientes items léxicos:

  • Copante / Copado
  • Alucinante / Aluci / Alú
  • Propio
  • Mono
  • Fetén-fetén
  • Regio
  • Macanudo
  • Brutal
  • Bomba
  • Chiche bombón
  • Mató mil
  • Es un veneno
  • Un kilo / un kilo y dos pancitos
  • Joya
  • Buena onda
  • Tremendo
Se ruega que los aportes estén acompañados por ejemplos en donde se contextualice la situación comunicativa y usos posibles.

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